lunes, 19 de octubre de 2015

Actores de catástrofe 2001...de nuevo al frente - Por Javier Llorens

Amadeo, Bein, Blejer, Pignanelli, Prat Gay, y Sturzenegger, involucrados en la catástrofe del 2001, están de nuevo al frente

Miguel Bein y Mario Blejer son los asesores del candidato Daniel Scioli. Aldo Pignanelli es el asesor del candidato Sergio Massa. Y Eduardo Amadeo, Alfonso Prat Gay, y Federico Sturzenneger son los asesores del candidato Mauricio Macri. Todos ellos como si no tuviesen pasado, hablan de nuestro futuro, pese haber sido los responsables de la catástrofe del año 2001, considerada la crisis económica financiera más grave de la República Argentina. Pero vivimos en “el país de Nomeacuerdo” de María Elena Walsh, y así se proponen para guiarnos de nuevo hacia quién sabe dónde.
El Regreso de los Muertos vivos
Por Javier Llorens
A fines de 1999 el presidente Fernando De la Rua se hizo cargo del gobierno, cuando ya la convertibilidad estaba exhausta y había que abandonarla ordenadamente, y los servicios de la deuda se habían hecho impagables, por lo que a un canje de deuda le sucedía el otro. No obstante el gobierno de la Alianza que había prometido no abandonarla, decidió insistir a ultranza con ella.

Lo primero que hizo a esos efectos, con la intervención del ministro de Economía José Luis Machinea y su viceministro Miguel Bein, fue descargar un impuestazo sobre la clase media, con la ley de Reforma Tributaria. Que generalizó el impuesto a las ganancias sobre los empleos de altos ingresos, que hoy por efecto de la inflación y la falta de ajuste de sus rangos, alcanza a los ingresos medios. Efectuó además quitas a los jubilados de haberes altos, y generalizó la aplicación del IVA a todos los bienes, junto un aumento de casi todos los impuestos internos. Seguido luego con una reducción de salarios del personal estatal, y la reestructuración o supresión de diversos organismos públicos.
BLINDAJE y después
Pero eso no fue suficiente, y a fines del año 2000 con bombos y platillos se firmó el famoso Blindaje con el FMI y la banca acreedora. En cuya negociación intervinieron los entonces ministro José Luis Machinea, el mismo de la estatización de la deuda privada en 1985. El secretario de Hacienda Mario Vicens, quien luego pasó a presidir ABA (Asociación de Bancos Argentinos). Y el viceministro y secretario de Programación Económica Miguel Bein, quién no obstante actualmente, además de asesorar a Daniel Scioli, es un gran consultor en la cuestión de la deuda.
En la letra chica del Blindaje, se preveía absurdamente que en el 2001 se extraerían del país nada menos que 20 mil millones de dólares de ahorro interno argentino, equivalentes a los Requisitos Mínimos de Liquidez (RML) de los bancos. Estos eran las altas “reservas prudenciales” del sistema financiero, que se habían establecido después de la crisis financiera del Tequila en 1995, para asegurar su funcionamiento.
Los que supuestamente a los efectos de garantizar su efectiva disponibilidad, debían depositarse en el exterior en dólares, en un banco de primera línea. Quienes a su vez casualmente, detentaban en sus carteras títulos de la deuda argentinos, sobre los que se avizoraba un negro futuro, por el agotamiento de la convertibilidad, y la incapacidad de obtener nuevos créditos externos por parte de Argentina, igual que sucede actualmente. 
Por ello la idea o eje de la maniobra que los bancos norteamericanos encabezados por el JP MORGAN CHASE y el CITIBANK urdieron para zafar del default que se venía encima, fue muy sencilla. Quedarse con los RML a cambio de sacarse el clavo de los títulos públicos argentinos que tenían en su poder.
Razón por la que técnicamente se puede decir que el 2001 no hubo una fuga de divisas, ya que en realidad –absurdamente- buena parte de ella se había fugado mucho antes, a medida de la constitución de los RML en el exterior. Por lo que el cuento del gobierno de Duhalde, de los camiones cargados con billetes que iban a Ezeiza, fue un cruel bluf de ese gobierno para justificar incumplir la promesa que había hecho, de que “el que depósito dólares, recibirá dólares”.
La maniobra prevista en los papeles por Machinea y Bein, se puso efectivamente en operaciones en marzo del 2001, tras la renuncia de ambos, y la asunción de Domingo Cavallo como súper ministro de Economía. El mismo de la autoría intelectual de la famosa circular 1050, la estatización de la deuda externa privada en 1982, y la convertibilidad y capitalización de la deuda externa con las privatizaciones de los `90, pero dotado ahora de plenos poderes.
Flanqueado por Horacio Liendo, el cerebro legal de Cavallo desde los tiempos en que este se desempeño como subsecretario del ministro del Interior Gral Horacio Liendo, durante el Proceso Militar. Y por Daniel Marx, que conservó su puesto de secretario de Finanzas, y que bien podría llamarse el saltimbanqui de la deuda.
Ya que de ejecutivo del Citicorp – Banco Rio durante el Proceso Militar, pasó a desempañarse como representante Financiero de Argentina en Estados Unidos y secretario de Finanzas, hasta la implementación del Plan Brady en 1992. Para a partir de allí pasar nada menos que a ser socio del banquero Paul Brady, autor del plan que lleva su nombre. Para luego con el presidente De la Rua volver a la secretaría de Finanzas, en un incesante salto de un lado al otro del mostrador.
MEGACANJE y después
A continuación, con el Megacanje concretado apuradamente en junio de ese año, con el que se aumentaron los pagos de la deuda pública en 55.000 millones de dólares, lo que hicieron efectivamente Cavallo y Marx fue introducir en el sistema financiero argentino los bonos que detentaba la gran banca norteamericana, e iban a un seguro default. A cambio de quedarse limpiamente con los RML, que eran propiedad de los ahorristas de los bancos argentinos.
Para poder concretar este criminal empapelamiento de los bancos, que paralizó la economía a lo largo del 2001, y derivó en el corralito bancario, Cavallo tuvo previamente que hacer volar a Pedro Pou de la presidencia del Banco Central. Quién se oponía terminantemente a que se manotearan las RML o “reservas prudenciales”, ya que habían sido una creación suya a los efectos de poder enfrentar en el marco de la convertibilidad, una corrida bancaria y cambiaria como la que sobrevino a fin de ese año.
Fue reemplazado por Roque Maccarone, un legendario tiburón de la patria financiera directivo del Banco Rio y Pérez Companc, para lo que fue necesario brindarle una dispensa especial, por carecer de título profesional. Seguidamente ese empapelamiento fue “legalizado” por Cavallo, con la reforma que efectúo de la Carta Orgánica del BCRA, en base a los plenos poderes que había exigido que se lo dotara, antes de reasumir como súper ministro de Economía a principios del 2001, disponiendo que los RML se podían integrar con títulos públicos.
Los cuales obtuvo gracias a la enorme presión ejercida personalmente por una delegación de mega banqueros norteamericanos, encabezada por el legendario David Rockefeller, que casualmente visitaron Buenos Aires en marzo, simultáneamente con la designación de Cavallo como súper ministro. Integrada también por su tocayo, David Mulford, recientemente sobreseído por prescripción en la causa del megacanje.
Los anfitriones de esa conspicua delegación de mega banqueros, fueron los hermanos Rohm del Banco General de Negocios, que luego fueron encarcelados por el escandaloso vaciamiento que hicieron de ese banco. Y Eduardo Amadeo, el único argentino integrante de la “Americas Society”, y director de “The American Society of the River Plate” (“organización de argentinos amigos del quehacer de los Estados Unidos”). Que hasta hace poco fue el consejero personal del candidato Sergio Massa, y ahora lo es de Mauricio Macri, habiendo sido acusado de recibir dádivas de dinero por parte de este.
El megacanje de Cavallo tuvo también la virtud de hacer caer el seguro de liquidez o de “Pases Contingentes” para afrontar situaciones de iliquidez por 7.300 millones de dólares. Al que estaban obligados con el Banco Central un sindicato de bancos encabezados por el Credit Suisse – First Boston, cuyo CEO era David Muldford, junto al JP MORGAN– CHASE y el CITIBANK. Como consecuencia de haberse rescatado y extinguido con él, los títulos (bonos Brady) que el BCRA debía utilizar como garantía para obtener la liquidación de ese seguro, por el cual había venido pagando una costosa prima de 500 millones de dólares.
De esa manera ese sindicato de bancos se desobligó de cumplir con ese contrato, cuando el Banco Central más necesitaba de él. Por lo que se puede decir que Cavallo, Marx, y Liendo, realizaron una exitosa carambola a dos bandas, para sacarle de encima a la gran banca norteamericana, los activos y las obligaciones sumamente riesgosas que tenían pactadas con Argentina.
Cavallo, Marx, Liendo, y los bancos remataron así una gigantesca maniobra devaciamiento bancario y fuga de capitales, que fue financiada por el FMI con el aporte de 9.000 millones de dólares. Violando este sus estatutos, que le prohíben prestar para alimentar una fuga de divisas. Y como si fuera una exigencia del FMI y la banca norteamericana, para garantizar que la fuga se encaminara adonde correspondía, y la maniobra se llevara adelante sin tropiezos, Cavallo primero pretendió nombrar como vicepresidente del Banco Central, al ejecutivo del JP MORGAN CHASE, Alfonso Prat Gay. Lo que fue objetado por la Oficina Anticorrupción, por los intereses claramente encontrados que este representaba.
En su sustitución nombró al director del FMI Mario Blejer, un conspicuo operador de la gran banca internacional, al punto de haber llegado a ser director del Banco de Inglaterra y del Banco de Israel. Quien no obstante tuvo que renunciar a medidos del 2002, después que las auditorías públicas y privadas del Banco Central, rechazaran de plano el balance de este del año 2001, por la gravísimas discontinuidades que existían en sus cuentas.
No obstante hoy gracias a los grandes medios, Blejer es un gran consultor y opinador sobre la economía y las cuestiones de la deuda, y asesor personal del candidato Daniel Scioli. Blejer fue sustituído entonces por el director Aldo Pignanelli, otro firmante de ese fraudulento balance del Banco Central, que hoy asesora personalmente al candidato Massa. Quien se vio a su vez obligado a renunciar pocos meses después, por la oposición que hacía a la pesificación asimétrica.
No obstante hoy, pese la gravísima mancha que ostenta su legajo con el rechazo de ese balance, es mencionado para presidir nuevamente el Banco Central. Cosa que solamente puede suceder en un país como Argentina, que parece elegir a sus conductores no por sus aciertos, sino por la cantidad de choques y siniestros que tienen su haber.
Así a finales del 2002 se hizo cargo de la presidencia del Banco Central Prat Gay, pese a las incompatibilidades que arrastraba como ejecutivo del JP MORGAN – CHASE, quién llevó entonces como asesor a Martín Lousteau. Los que lejos de investigar en los libros del Banco Central respecto las gravísimas irregularidades que tenía su balance del 2001, que hasta la fecha no ha sido aprobado, remataron en la práctica esa sideral maniobra de vaciamiento del sistema financiero, encubriéndola totalmente.
Sin embargo Prat Gay es hoy asesor personal del candidato Mauricio Macri, siendo mencionado como su posible ministro de Economía. Y por su parte Martín Lousteau también integra las filas de Cambiemos, alianza en la que participa la UCR, habiendo sido candidato a jefe de Gobierno de Buenos Aires.
CORRALITO BANCARIO y después
La maniobra de empapelamiento de los bancos y birlado de sus reservas la remató Cavallo en noviembre del 2001, con la instauración del “corralito bancario”, al quedarse los bancos sin el efectivo mínimo para funcionar.  Y con la simultánea conversión de los títulos de la deuda en manos de los bancos, en Préstamos Garantizados con impuestos, evitando así que ellos cayeran en default. Saliendo de esa manera limpiamente los bancos argentinos y norteamericanos de la exposición al riesgo argentino, y al default que se les venía encima.
Buenos_Aires_-_Manifestación_contra_el_Corralito_-_20020206-10m
A los “Préstamos Garantizados” los denominaron y contabilizaron así, para poder simular en los balances de los bancos, que la pérdida de las reservas o RML se había producido por una fuga de depósitos. Tal como sostenía públicamente ABA (Asociación de Bancos Argentinos) presidida por Mario Vicens, quién de secretario de Hacienda que participó en el Blindaje, pasó a ocupar ese estratégico puesto en las altas finanzas privadas. Pese que simultáneamente los bancos habían ido concretando pacientemente un formidable recupero de préstamos, con el que paralizaron el funcionamiento de la economía a lo largo del 2001. Por lo que las reservas o RML de los bancos que se habían evaporado, deberían haberse mantenido incólumes.
De esa manera ese año se fugaron del país casi 30.000 millones de dólares, provenientes del Préstamo del FMI y las RML de los bancos. Y como colofón de esa fuga de divisas, que paralizó la economía argentina, a fines de ese año el presidente De la Rua se fugó en un helicóptero de la Casa Rosada, tras presentar su renuncia. Dejando atrás una estela de veinte argentinos muertos, un caos social e institucional indescriptible, una economía totalmente parada, y un monto de deuda pública de u$s 144.000 millones.
Por todas esas razones, desconociendo los detalles de esa sórdida trama, pero si las presiones en torno de la deuda, que los había obligado a sesionar a lo largo del 2001 entre gallos y medianoche, para sancionar leyes absurdas como la de los superpoderes de Cavallo, de déficit cero, e intangibilidad de los depósitos, el Congreso aplaudió a rabiar la declaración de default que anunció el presidente Adolfo Rodríguez Saá, en su brevísimo interregno a fines del 2001. Que por otro lado era la única salida que tenía Argentina, pero que hoy los grandes medios que ocultaron esa enorme maniobra de vaciamiento financiero del país, se encargan de ridiculizar, como si hubiesen existido otras alternativas.
No obstante el default resultó ser selectivo, porque pocos días después Rodríguez Saá fue obligado a renunciar, como consecuencia del accionar de la junta de los 14 gobernadores peronistas, liderada por el gobernador de De la Sota, y movilizada desde la Embajada norteamericana. Fue sustituido por Eduardo Duhalde, quien como secretario General de la Presidencia, designó nada menos que a Eduardo Amadeo. El amable anfitrión de los banqueros Rockefeller, Muldford y otros, que habían estado de visita en marzo anterior en Buenos Aires, para presionar que De la Rua designara a Cavallo como súper ministro de Economía con plenos poderes.
Seguidamente Duhalde dispuso que los Préstamos Garantizados que tenían los bancos en su poder, se siguieran pagando religiosamente. Y a la par se pagó cash al JP MORGAN – CHASE los 1.000 millones de dólares que había puesto para cumplir con el seguro de liquidez con el Banco Central, que en realidad lo obligaba por un monto de 7.300 millones de dólares. Habiendo sido además Amadeo, el padrino para que Prat Gay fuera designado presidente del Banco Central. No siendo causal por ende que ambos recientemente se hayan mudado simultáneamente a las filas del candidato Macri.
Esa feroz maniobra de vaciamiento del país, fue coronada con la derogación de la ley de subversión económica que atrapaba a los banqueros, por el vaciamiento que habían practicado de los RML o reservas de los bancos. La que era exigida por estos y el FMI, a cambio de la promesa caza bobos trasmitida por Amadeo, el anfitrión de los banqueros, al presidente Duhalde, que a cambio de esa “seguridad jurídica”, iba a venir un salvataje externo de 20.000 millones de dólares, para sacar al país adelante, el que por supuesto nunca llegó. La derogación se concretó también gracias a las febriles gestiones desplegadas por Amadeo, según el mismo las narra en su libro “La salida del abismo”,siendo por ello premiado con el cargo de embajador en Estados Unidos.
Siete años después todos momentáneamente resucitaron
De esa manera los banqueros salieron totalmente impunes de esa monumental y enormemente dañina maniobra de vaciamiento. Pero años después, en septiembre del 2007, el fiscal federal Oscar Amirante pidió la indagatoria de centenares de banqueros, por la administración fraudulenta de los RML de los bancos. Y la de los principales funcionarios que estuvieron al frente del Ministerio de Economía y el Banco Central durante la crisis de 2001 y su zaga.
Responsabilizándolos por haber perjudicado a los ahorristas del sistema financiero, para beneficiar a los bancos con la instauración del “corralito”. Entre los funcionarios acusados figuran Domingo Cavallo, Daniel Marx, Mario Blejer y Alfonso Prat Gay, etc. Mientras que el listado de banqueros incluye a Guillermo Harteneck, Eduardo Escasany, Arnaldo Bocco, Roberto Feletti, Diego Santilli, Enrique Olivera, Julio Macchi, Carlos y José Rohm, Miguel Kiguel, José María Dagnino Pastore, Mario Vicens, Julio Werthein, Manuel Sacerdote y Carlos Fedrigotti, entre muchos otros.
Esta causa había sido abierta por orden de la Corte Suprema, en base al libro LA ARGENTINA ROBADA – El corralito, los bancos y el vaciamiento del sistema financiero argentino”, publicado en el año 2002 por Mario Cafiero y el autor de esta nota, confeccionada en base al contenido del mismo. En su dictamen el fiscal Amirante concluyó que existió “un plan destinado a proteger y favorecer a determinados grupos de poder económico y, en especial, a los patrimonios de los bancos autorizados a funcionar en el sistema…”
Esta investigación se propone abrir la ‘caja negra’ del sistema bancario y financiero para poder determinar si las catástrofes se debieron a causas naturales o si hubo negligencia, impericia o dolo. Esa ‘caja negra’ se llama Banco Central de la República Argentina y el conjunto de bancos del sistema financiero”, sostuvo Amirante. Quien también aseguró que la ley de intangibilidad de los depósitos resultó ser un fraude, porque su objetivo no era materialmente cumplible.
La causa recayó en el supuestamente valiente juez federal Ariel Lijo, y como todas las relacionadas con las altas finanzas, se perdió en el olvido. Gracias a la “ignorancia deliberada” de la gran prensa, que se encargó de no darle ninguna trascendencia, lo mismo que hizo con el mencionado libro. Pese que aportaba fundadamente una explicación totalmente distinta respecto la catástrofe del año 2001, lo cual en cualquier país serio hubiese originado por lo menos un debate al respecto.
Otra cantar hubiese sido si una prensa realmente “independiente” de todos los poderes, la hubiese puesto en la agenda. Como diariamente hace CLARIN con las causas que afectan al vicepresidente Amado Boudou. No obstante que sus picardías respecto la Casa de la Moneda son infinitamente menos dañinas, y solo monedas en relación con la de la catástrofe del 2001. De esa manera se cerraron todas las causas judiciales dirigidas contra los banqueros, que habían defraudado ferozmente a los ahorristas argentinos.
Por contrario, pese los enormes daños que infligió a Argentina, el sistema financiero fue indemnizado integralmente por la pesificación asimétrica, y por la exposición que tenía en moneda extranjera, mediante una entrega masiva de bonos. Cuyo monto nadie conoce a ciencia cierta, dado que la secretaría de Finanzas nunca informó respecto la colocación de títulos entre el 2002 y 2005. Pero cuyo monto se puede estimar entre los 24 y 28 mil millones de dólares, siendo este el motivo sustancial del crecimiento en 40 mil millones de dólares de la deuda pública durante ese periodo.
MEGACANJE y olvido
A la par fueron cayendo sucesivos sobreseimientos a favor de los numerosos involucrados en la causa penal abierta con motivo del Megacanje. Quedando a la postre encartado solo Cavallo, con la benigna calificación de “negociaciones incompatibles con la función pública”, delito menor que en realidad esconde otros muchos mayores, lindantes con el latrocinio y la traición.
Para poder zafar, Marx uso la clásica treta de la cosa juzgada, a la que generalmente apelan los grandes delincuentes de cuello blanco para lograr su impunidad. Tal como lo habían hecho los Macri, para zafar en las causas por contrabando que los tenían a maltraer. Consistente en generar una causa paralela en un juzgado amigo, con algún vago contacto con la causa principal, para obtener de ellos una sentencia de sobreseimiento, que traída de los pelos permita invocar la cosa juzgada en la causa principal.
Por su parte el banquero Muldford, Liendo, y otros notables funcionarios de Cavallo, como Federico Sturzzeneger, que hoy asesora a Macri y se menciona como candidato a la presidencia del Banco Central, lograron zafar con la otra clásica treta, que es lograr la prescripción por el paso del tiempo. Conseguida con abogados muy rápidos en oponer apelaciones y chicanas dilatorias, y jueces y fiscales muy lentos para diligenciarlas.
Así Cavallo fue el único que llegó el año pasado a juicio oral y público. Que no solo fue secreto, por la omisión deliberada de la prensa en cubrirlo, como si se tratara de un juicio de instancia privada contra un pedófilo o maniático sexual. Sino que en la práctica no tuvo acusación, ya que la fiscal de Cámara Fabiana León, dio la impresión de que ni había leído la causa. Ya que llegó a afirmar que el megacanje fue “una cuestión política que no tiene nada que ver con lo judicial. La decisión judiciable es si benefició o no a los bancos, no la cuestión del megacanje y la deuda”. Evidenciando así no haber entendido nada de esa compleja operación, urdida por mega banqueros extranjeros.
La causa tampoco tuvo querellante, por defección del Estado Nacional, después de que la justicia apartó a los particulares damnificados -que somos todos- y a los diputados que lo impulsaron, como Mario Cafiero. Y además Cavallo, como si se tratara de una reunión entre caballeros londinenses para jugar al bridge, y no de un juicio criminal oral y público, fue exceptuado de estar presente por tener que atender compromisos en el exterior.
Cavallo fue finalmente no solo sobreseído por el Tribunal Oral Federal Nº 4, integrado por los jueces Néstor Costabel, Patricia Mallo y Enrique Pose, sino que además fue liberado de pagar las costas, que recaerán sobre el estado bobo. No obstante actualmente ese fallo se encuentra en revisión en la Cámara Federal de Casación.
La descobertura del juicio de Cavallo por parte del periodismo, tanto oficialista como “independiente”, fue notable. Rematando así la invisibilización que hicieron de la causa del vaciamiento de los bancos y del megacanje a lo largo de los años. Y hoy con la cibernética, los buscadores de sus portales web, que arrojan muy poco o nada al respecto, son los testigos irrefutables de lo que en términos de faltas o delitos, se conoce como “ignorancia deliberada”, y que en periodismo se denomina tendenciosidad.
Encargándose así el establishment de preservar a los personajes que lo sirven fielmente, para poder volver a emplearlos cuando surja la ocasión. Tal como sucede hoy por orden de aparición en el relato, con Bein, Amadeo, Blejer, Sturzenegger, Pignanelli, Prat Gay, etc.
No obstante la cobertura brindada por el establishment a este mega delincuente y operador a favor de la gran banca extranjera no acabó allí. Ya que la gran prensa, en lugar de referirse a las vicisitudes que Cavallo soportaba como acusado ante la Cámara del Crimen, le daba amplios espacios para que el imputado, además de hacer públicos alegatos referido a la causa, impartiera consejos al gobierno y pueblo argentino.
Pontificando por ejemplo, que es imperioso “terminar con los conflictos con los holdouts que han mantenido a Argentina aislada de los mercados de capitales por 13 años. Es muy importante que la Presidenta salga del error en el que ha caído al echar la culpa de lo que está aconteciendo al blindaje del 2000 y al megacanje del 2001… fueron formas inteligentes de evitar el default y preparar el terreno para una reestructuración de la deuda pública que podría haber sido completa y exitosa”.
Hoy sus cómplices de antaño están nuevamente al frente de nosotros, diseminados en diversos partidos políticos expectables, proponiéndonos llevarnos a otro abismo como el del 2001. Así gracias a la desinformación de la prensa, la ausencia de justicia, y la falta de memoria colectiva, parecemos un pueblo de hotentotes destinado a transitar en círculos la historia. En asuntos de vital importancia, que soportamos desde nuestro nacimiento como “país del Nomeacuerdo”, como son la cuestión de la deuda externa y la fuga de divisas.

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