miércoles, 11 de agosto de 2010

ARTICULO DE Marcelo Zlotogwiazda - LA DEUDA PÚBLICA EUROPEA Por Carlos Oliva Campos

Envio articulos recibidos.
Al articulo de Marcelo Zlotogwiazda, hay que darle una respuesta mas fundamentada, que la ironia de la revista"Al Dorso".
Hay que clarificar que lo del 44.7 %, NO es la real relacion PBI-Deuda Externa. Un punto de referencia es el articulo del compañero Silvio Coppola (ver blog Foro Regional: http://forodeudalp.blogspot.com )
Del articulo de Carlos Oliva Campos, surge la interesante informacion que: "Entre 1800 y 2009 hubo en el mundo 250 defaults sobre la deuda externa y 68 sobre la deuda pública"....¡Que tal!
Emilio Roman




De la Revista “AL DORSO” http://200.58.120.249/aldorso.com.ar/24-JUL-10_Deuda.html

DEUDA EXTERNA | DECONSTRUYENDO "PERIODISMO" Somos idiotas, prestamos atención a la deuda

Marcelo Zlotogwiazda, en la nota titulada "La mitad de la deuda", sostiene que la deuda pública actual es totalmente manejable y sustentable. Se sorprende que personas inteligentes le sigan prestando atención. ¿Será por nuestra condición de fronterizos? Sábado 24 de julio de 2010.

Marcelo Zlotogwiazda

Capital Federal (Revista XXIII) ¿Es cierto que el Fondo de Garantía de Sustentabilidad del sistema previsional acumula activos por 150.000 millones de pesos, tal como se informa oficialmente? La respuesta es afirmativa si los datos son analizados con mirada de contador o desde un punto de vista formal. Pero si se los observa con ojos de economista, la realidad es que en el FGS de la ANSeS hay sólo un 40 por ciento del monto señalado, ya que el 60 por ciento restante son títulos públicos. Es decir que se trata de una acreencia de un organismo del Estado con el mismo Estado. Trazando analogía con una empresa, es como si en el activo de la compañía figurara un pagaré de esa misma firma. Su importancia económica sería nula, y en la contabilidad habría como contrapartida un pasivo equivalente que cancelaría todo efecto.
Nada sustancial se modificaría si la ANSeS dejara de considerar como propios los alrededor de 90.000 millones de pesos de títulos públicos que figuran en la cartera del FGS. Para empezar es un activo que se supone indisponible. Aparecen en la cartera, pero los vencimientos no se cobran sino que se refinancian automáticamente, y casi todo el rendimiento devengado se capitaliza o se reinvierte en títulos públicos.

Se podría contraargumentar que eso es así en tanto la ANSeS no necesite recurrir al FGS, pero llegado el caso de necesidad el Estado deberá afrontarla. La respuesta a eso es que en un sistema previsional estatal es, obviamente, el Estado el encargado de hacer frente a un caso de necesidad. Con o sin títulos públicos de por medio (distinto era con las AFJP: en ese sistema de cuentas personales, los títulos públicos en cartera de las administradoras documentaban una deuda del Estado con individuos privados).
El mismo razonamiento que se aplicó a los títulos públicos en cartera de la ANSeS es válido para los 22.600 millones de dólares de Letras del Tesoro que el Banco Central tiene contabilizados en su balance. En su gran mayoría las recibió a cambio de la cancelación con reservas de deuda externa. Es un título a perpetuidad que sólo cubre apariencias. Nada sustancial cambiaría en el patrimonio si la entidad que preside Mercedes Marcó del Pont tachara ese activo del haber.

Pero esta manera de entender el tema sí cambia sustancialmente la gravitación de la deuda pública, que de por sí ha caído muchísimo en el último quinquenio. El informe mensual del Estudio Bein muestra que en proporción al Producto Bruto Interno, la deuda pasó de representar el 74,1 por ciento en 2005 al 44,7 por ciento actualmente. Para tener una idea de lo poco que eso significa basta tener en cuenta que el conjunto de los países de la zona del euro deben el equivalente a casi el 90 por ciento del PBI, y que en Italia y Grecia la deuda es mayor al PBI.

El peso de la deuda es aún mucho menor si se excluye la deuda intra-estatal, que como se vio es un pasivo que aparece en los papeles contables pero tiene escasa relevancia económica. En el informe citado se señala que sobre un total de 154.000 millones de dólares que el Estado debía a fines del año pasado, alrededor de 60.000 millones era deuda intra-estatal, sumando las acreencias con el Tesoro que tenían la ANSeS , el Banco Central y otros organismos públicos como PAMI, AFIP y Lotería Nacional. O sea que si se tachaba de activos y pasivos la deuda intra-estatal, la deuda pública habría quedado acotada a algo más de 90.000 millones de dólares.
Además, el informe apunta que existen otros 16.200 millones de deuda con organismos financieros internacional (Banco Mundial, BID, etc.), cuyos vencimientos se cubren fácilmente con los nuevos créditos de esas instituciones.

Con lo cual la deuda pública con privados a fines de 2009 quedaba reducida a la mitad. Y esos 78.000 millones de dólares equivalían al 25 por ciento del Producto Bruto Interno del país. Miguel Bein estima que este año esa proporción seguirá disminuyendo hasta llegar al 20,8 por ciento.
Puesto en perspectiva histórica, en 2005 esa relación entre deuda con privados y tamaño de la economía era del 55,1 por ciento, más de dos veces y media superior. El informe explica: “Las cancelaciones netas con superávit financiero hasta 2007, la licuación de la deuda indexada a partir de entonces, la estatización de los fondos de pensiones, la colocación de letras a organismos intra sector público y la compra de deuda en el mercado a precios de default, en conjunto con un fuerte crecimiento del PBI en dólares, generó un desplome en el ratio entre deuda que flota y PBI” (la “licuación” hace referencia al impacto de la manipulación de la inflación sobre los títulos ajustados por CER).

La refinanciación automática de la deuda intra-estatal implica para este año un alivio en los vencimientos de capital e intereses por 6.250 millones de dólares (una tercera parte del total), y para el 2011 por 3.400 millones (una quinta parte).

El brutal desendeudamiento (que en el caso de la “licuación” fue hecho a lo bruto) ha dado lugar a una de las diferencias estructurales clave entre la situación macroeconómica posconvertibilidad y la de los treinta años anteriores. Al punto que hasta la calificadora de riesgo Fitch incluyó entre los argumentos para elevar de categoría a los títulos públicos argentinos que las “necesidades de financiamiento del sector público son relativamente administrables”. Para esa agencia, recién ahora la deuda argentina dejó de estar en riesgo de default. Para las otras, el peligro no pasó. Es increíble que haya personas inteligentes y poderosas que les sigan prestando atención.


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LA DEUDA PÚBLICA EUROPEA

Por Carlos Oliva Campos (*)

Especial para lanacion.com

Domingo 1 de agosto de 2010 |
PARIS.- No existe concepto ni teoría confiable que permita medir, analizar o justificar la deuda soberana inclusive en los principales países. Al tomar prestado, tanto una nación como un cualquier individuo, están apostando a su propio destino. A diferencia del deudor privado, el Estado, prácticamente inmortal, si no cumple con sus compromisos no arriesga casi nada a menos que sus acreedores lo expulsen de la Historia.

Los hombres de experiencia opinan que un gobierno tiene paz cuando su deuda pública se reduce al mínimo: restaura la confianza y hace bajar la tasa de interés de los empréstitos públicos. Es esencial conocer los comportamientos, estrategias y en especial las preocupaciones de los acreedores, ya que la deuda pública representa el signo de la debilidad de los Estados y es, en todo caso, por la empatía de los mercados que una nación puede sobrevivir.

El inicio de la crisis de la deuda depende más de la pérdida de confianza subjetiva de los mercados que del exceso registrado en los niveles de los índices standard. Una mirada retrospectiva nos muestra que gracias a la baja masiva de las tasas de interés, en particular a partir de 2001, las deudas pública y privada pueden crecer sin pesar demasiado sobre los presupuestos de los países más pobres, endeudados y a la espera de que el crecimiento de la economía -y en consecuencia de los impuestos- les permita pagar los intereses para poder refinanciarla, ya que las mismas no se reembolsan más.

La deuda pública europea representa en promedio 80 % del PBI de la Unión , y sus países están en la mira de los mercados donde tomaron prestado. La del Reino Unido 69 % del PBI (el de mayor peligro porque no se encuentra protegido por el euro), la de Alemania 79 %, la de Francia 83 %, la de Grecia superior al 100 % y la de Italia 117 %. Se entra en una zona peligrosa en la que los Estados y los mercados se observan y preguntan quién disparará primero. La desmesura de sus cifras puede desencadenar la ruina. Sin decirlo, varias naciones atacadas por el mercado se preparan para el default.

La deuda pública neta más elevada es la de Japón con 204 % del PBI, sin dificultad particular de financiamiento en razón del patrimonio acumulado de los japoneses, de su tasa de ahorro elevada y de su tasa de interés casi nula. La de los Estados Unidos alcanzará 80 % del PBI en 2011, con la mitad del financiamiento asegurado por el ahorro extranjero en dólares.

Para predecir una crisis ningún índice es pertinente. Quizás lo sea el porcentual relacionado con el servicio de la deuda en el Presupuesto Nacional: cuando alcanza 50 % de los ingresos fiscales el desastre es casi inevitable. En ese nivel de endeudamiento público el gobierno está obligado a intervenir reduciendo masivamente los gastos, o el mercado reclama lo que le deben.

No se puede afirmar la existencia de un nivel ideal de déficit y de deudas. Hay países que se comportan relativamente bien con una deuda igual a 250 % de su PBI y a la inversa, otros que se presentan en default con una deuda soberana menor, como la de nuestro país en diciembre de 2001 (57 %). En los hechos, la manifestación de una crisis de la deuda depende de un gran número de parámetros: la confianza de los prestamistas, la capacidad política del país para mantener su palabra y de sus ingresos para pagarla, las evoluciones de sus tasas de crecimiento, interés y demográficas.

El derecho a saber

La cesación de pagos es desde hace mucho tiempo la solución más frecuente en materia de sobreendeudamiento. Se observan series precisas de importantes defaults entre 1800 y 1830, en 1880, 1930-1950, 1985-1995. Entre 1800 y 2009 hubo en el mundo 250 defaults sobre la deuda externa y 68 sobre la deuda pública. Canadá, Dinamarca, Finlandia, Noruega, Corea del Sur, Hong-Kong, Singapur, Taiwán, Australia y Nueva Zelanda han logrado evitar la cesación de pagos. Algunos de ellos no estuvieron lejos.

El documento preparado por Reinhart y Rogoff (Princeton University Press 2009) relacionado con las crisis financieras señala que han incurrido en cesación de pagos los países que a continuación se detallan: Méjico (1827), España (1877), Argentina (1890), Alemania (1932), China (1939), Turquía (1978), Méjico (1982), Brasil (1983), Filipinas (1983), África del Sur (1985), Rusia, (1998), Pakistán (1998), Argentina (2001).

Con respecto a las moratorias de los Estados, entre las ocho naciones que se declararon en cesación de pagos y representan 40 % de los países que integran el G 20, España posee el record mundial de defaults sobre deuda soberana: trece veces entre 1500 y 1900. Sólo tres naciones, el 15 % del Grupo, jamás cayeron.

Nadie quiere ver que los montos en juego aumentan, que los países del Sur estân cada vez más endeudados y las moratorias son mâs frecuentes, que el débil crecimiento de los países del Norte sôlo es logrado por el incremento de sus deudas y que ninguno podrá escapar a una crisis de la deuda llegada de otro lado.

Geopolítica, diplomacia, deuda pública y deuda externa se mezclan y están estrechamente ligadas. No se disocian más.Las esperanzadas reuniones del G 20, que no han solucionado nada, son testimonios crueles donde se anuncian excelentes principios que nadie se preocupa por aplicar. Por eso la deuda pûblica, resultante de la dificultad en aumentar los ingresos al mismo ritmo que los gastos, debería ser la principal preocupaciôn de los ciudadanos que adhieren a los principios de libertad individual.

(*) El autor es consultor en estrategias en el mercado de divisas

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